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Recuerda al Señor tu Dios

»Obedece los mandamientos que te doy en este día. Si así lo haces, no solamente vivirás sino que te multiplicarás y entrarás, y poseerás la tierra que el Señor prometió a tus antepasados. ¿Recuerdas cómo te condujo el Señor a través del desierto durante estos cuarenta años, humillándote y probándote para saber dónde estaban tus prioridades y si realmente obedecerías o no sus mandamientos? Sí, el Señor te humilló dejándote pasar hambre y luego te dio a comer maná, alimento que no conocían tú ni tus antepasados. Él lo hizo para que comprendieras que no sólo de pan vive el ser humano, sino de la Palabra de Dios. En estos cuarenta años tus vestiduras no se han envejecido ni se te han hinchado los pies. Así podrás comprender que como un padre disciplina a sus hijos, el Señor te disciplina para ayudarte.

»Obedece los mandamientos del Señor tu Dios, vive de acuerdo con su voluntad y dale la honra que se merece. Porque el Señor tu Dios te está llevando a una buena tierra, tierra de arroyos, de pozos; de manantiales, de valles y de montes; tierra de trigo y cebada y viñedos, de higueras y granados, de olivares, de aceite y de miel; tierra donde el alimento es abundante y nada falta; tierra donde el hierro es tan común como las piedras, y el cobre abunda en las montañas. 10 Tendrás de todo hasta saciarte, y bendecirás al Señor tu Dios por la buena tierra que te ha dado.

11 »¡No olvides al Señor tu Dios, y no dejes de obedecer todos sus mandamientos! 12 Siempre existe el peligro de que cuando te hayas saciado y hayas prosperado, y hayas edificado casas hermosas, 13 y cuando tu ganado y rebaños se hayan engrandecido y tu oro y tu plata se hayan multiplicado, 14 caigas en el orgullo y te olvides del Señor tu Dios que te sacó de la esclavitud en la tierra de Egipto. Por eso, ten mucho cuidado, ¡no te olvides del Señor tu Dios, 15 pues te condujo a través del desierto grande y terrible habitado por víboras y escorpiones peligrosos, donde todo es árido y seco. No olvides que te dio de beber agua de la roca; 16 que te dio de comer maná en el desierto (una especie de pan que antes te era desconocido). A lo largo del camino te probó y te humilló con el fin de hacerte bien. 17 No pienses jamás que por tu poder y tu fuerza has obtenido esa riqueza. 18 Recuerda siempre que el Señor tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.

19 »Ten por cierto que si te olvidas del Señor tu Dios y adoras en su lugar a otros dioses, si te desvías por malos caminos, ciertamente perecerás 20 como las naciones que el Señor destruyó delante de ti. Tu destino será el mismo si no obedeces al Señor tu Dios.

La buena tierra que han de poseer

Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos. Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte saber que no solo de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.(A) Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años. Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga. Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu Dios, andando en sus caminos, y temiéndole. Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes; tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. 10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado.

Amonestación de no olvidar a Dios

11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; 12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, 13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; 14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; 15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; 16 que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien;(B) 17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis. 20 Como las naciones que Jehová destruirá delante de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.