Evangelio Viviente
Te costará la vida
Lee Juan 12.24-26
Si vas a ser fructífero al seguir a Cristo, esto te costará la vida.
¿Quieres seguir a Cristo? Te costará absolutamente todo. Tal vez el Señor no tome tu vida, quizá no tome todo tu dinero, a lo mejor no tome tu familia, quizá no tome tu trabajo, pero tú necesitas estar dispuesto a renunciar a ellos si así Jesucristo lo quiere. Necesitar estar lo bastante desesperado para aceptar a Cristo sin importarte el precio.
Observa el pasaje paralelo en Mateo 16, allí sólo hay una pregunta: «El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (v. 15). Después de unos pocos años de instrucción, revelación, milagros, señales y maravillas que Jesús había hecho, llegó el momento del examen final y la pregunta fue: «¿quién decís que soy yo?» Y llegó la respuesta. «Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos» (vv. 16-17). Los discípulos aceptaron la revelación de Dios, ellos habían visto lo que Dios había estado revelando por medio de Jesucristo y supieron que era la respuesta correcta. No había respuestas múltiples o más de una respuesta correcta.
Los discípulos llegaron a la conclusión correcta acerca de Jesucristo, la cuál es absolutamente necesaria para la salvación. Jesús es el Cristo de Dios, el Mesías de Dios, el Hijo de Dios, el Salvador de Dios, todo lo que el Antiguo Testamento prometió, todo lo que Jesús afirmó ser es de hecho verdadero. Esta es la gran confesión, la confesión suprema. El Evangelio fue «escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre» (Juan 20.31). Ellos creyeron y tuvieron vida en su nombre; este fue su gran momento de confesión. ¿Crees tú de la misma manera? Hoy es el gran momento de la confesión y de la decisión por Cristo, aunque te cueste la vida. Jesucristo da vida en abundancia. Él te ofrece vida eterna ahora mismo.
Reflexión:
Jesucristo me da vida en abundancia, me la da ahora mismo.